La demanda de piscinas desbordantes se va incrementando año tras año, tanto en el ámbito de las piscinas públicas, piscinas en hoteles y resorts, o spas, centros termales…pero también en piscinas privadas. Por ejemplo, clientes particulares que quieren tener una piscina desbordante exclusiva en su propia casa.
Algo que ha potenciado enormemente esta demanda de piscinas desbordantes frente a las tradicionales de skimmer, es la aparición hace años de las llamadas piscinas infinito (infinity), o sin fin, muy conocidas gracias, entre otras cosas, a su presencia en nuevos complejos turísticos y también en diversas ediciones gráficas sobre jardines, exteriores y piscinas.
Lo primero que debemos aclarar es que dichas piscinas infinity son quizás las más reconocidas, pero no son el único tipo de piscinas desbordantes en el mercado.
Entendemos por piscina desbordante, como su propio nombre indica, toda aquella piscina en la que la lámina de agua rebosa por encima de los niveles del borde. Así, los principales tipos de piscinas desbordantes con los que nos podemos encontrar son los siguientes:
Caracterizada por un desborde del agua en todo el perímetro de la piscina, sobre canaletas cubiertas por rejillas, generalmente de ABS, aunque también las podemos encontrar en acero inox, en piedra… Si nos fijáramos en una piscina estándar de forma rectangular, este tipo de desborde estaría presente en los 4 lados. Se trata de un sistema sumamente utilizado en piscinas de competición.
Aquella piscina en la que el desbordante se produce generalmente, en parte del perímetro de la piscina. Por ejemplo, en una piscina rectangular, desborde por uno, dos o tres lados de la piscina. Recibe su nombre gracias al efecto óptico que produce el no ver donde acaba, por dónde se va el agua. Así, si nos encontramos en una zona junto al mar, puede llegar a dar la sensación de que continúa con el agua del mar, de ahí lo de infinito. Habitualmente, el agua suele rebasar el borde y caer verticalmente desde mayor o menor altura, sobre una canaleta que pude actuar como depósito de compensación o únicamente como parte del circuito, a un vaso de compensación oculto. Destacan por su gran atractivo estético.
Similar al tipo “Munich” pero únicamente en un lado de la piscina, en lugar de en todo el perímetro.
En este caso, nos encontramos con piscinas desbordantes en las que se busca no diferenciar dónde se encuentra dicho desborde, de modo que podamos tener las necesarias canalizaciones de agua y depósito de compensación, ocultos, por ejemplo, bajo el propio pavimento alrededor de la piscina. El agua puede desaparecer a través de una pequeña junta, de modo que desde el exterior no se distinga bien dónde va.
Como explicábamos antes, la principal diferencia frente a otras piscinas tradicionales, es el hecho de que el agua rebosa por los bordes.
El otro sistema habitual de piscinas son las llamadas piscinas de skimmer. Coloquialmente, el skimmer sería el hueco que nos encontramos en la parte superior de la piscina con una “lengüeta”, y a través del cual seremos capaces de limpiar el agua de la superficie de la piscina (los 15-20 cms más elevados del nivel de agua) e introducir dicho agua en el sistema de canalización, para su limpieza y desinfección.
Este tipo de piscinas son las más utilizadas, fundamentalmente a nivel privado.
Tanto las piscinas desbordantes como las piscinas de skimmer tienen sus pros y contras. En nuestra opinión, de cara a establecimientos públicos, para nada resulta descabellado el tener una piscina desbordante, ya que a pesar de su mayor coste y mantenimiento, es normal disponer de espacio suficiente para su instalación, y su atractivo estético puede ser una razón más para su uso y el correspondiente beneficio económico. En cualquier caso, cada vez es más habitual que las normativas correspondientes que rigen este tipo de instalaciones de uso público, obliguen a utilizar este sistema y no permitan piscinas de skimmer.
Respecto a piscinas desbordantes en espacios privados, tenemos que tener en cuenta que su coste de ejecución, es habitualmente más elevado, necesitamos más espacio para tener una piscina de la misma lámina de agua que una piscina de skimmer, ya que necesitamos de un depósito de compensación o espacios de canalización suficientes para almacenar entre un 5 y un 10% del total del volumen de la piscina de cara a que en todo momento tengamos el agua a nivel de rebose de la piscina. Esto implica mayor consumo de agua y mayor consumo energético, ya que si queremos tener ese efecto desbordante, necesitamos agua que constantemente este entrando en el vaso de la piscina (a través de la bomba de filtración y las correspondientes salidas o impulsores de agua).
En algunos casos, algunos profesionales ponen como contra de las piscinas desbordantes, su mantenimiento, debido a la necesaria limpieza de las canaletas y depósitos de compensación, aunque sinceramente no tenemos claro si esto es realmente tan relevante.
Respecto a las piscinas de skimmer, a igualdad de condiciones, su coste suele ser menor que una desbordante y su mantenimiento no destaca por ser especialmente elevado (cestillos de los propios skimmer, cesto de la bomba de filtración…). Podríamos decir que se trata de la piscina de sistema clásico, de toda la vida, quizás no tan atractivo a nivel estético, pero con su “encanto”.
Por otro lado, dada la actual demanda de piscinas desbordantes, surgen diversas alternativas constructivas que permiten convertir piscinas de skimmer en piscinas desbordantes, sin necesidad de ingentes inversiones de dinero. Un ejemplo de ello es el Sistema 9 de Rosagres.
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Imágenes: Hotel Villa Mahal (Turquía), Multiforma
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